La memoria es la capacidad que tenemos como seres humanos de evocar la información del pasado. En este empeño por mantener vivos los recuerdos, cuando sabemos que ya no veremos a un amigo, familiar o colega, apelamos a que su imagen vívida se reproduzca gracias a sus gestos, palabras y personalidad. Por eso, la mejor manera de recordar a un simpático Jorge Cifuentes, “Jorgito”, será homenajeándolo, como lo conocimos: alegre, compañero, responsable, respetuoso y solidario.
Que este muro textual donde sus amigos y colegas expresan la alegría de conocerlo, nos sirva para decirle: hasta pronto, “Jorgito.” ¡Gracias por todo!
“Al recordar a Jorge, se vienen a mi mente todas sus ocurrencias, que producían alegría y simpatía. Fue un hombre muy jocoso, que veía la vida con los ojos de la alegría. Para toda ocasión, tenía una broma que en momentos no dejaba de ser picaresca. Estará en mi mente como un gran amigo, responsable y comprometido profesor que se esmeraba por cumplir a cabalidad hasta con la última de sus responsabilidades. Se entregó a su familia y a su trabajo de una forma ejemplar y apasionada. Hasta siempre, “Jorgito”, amigo. Te recordaré siempre”. John Beltrán, coordinador nivel A.
“Jorgito: mi estimado amigo. Durante 27 años, fuiste ese guerrero de las letras y el saber que me acompañó por los caminos de la enseñanza. Tu experticia, unida a mi sentido común, nos permitió liderar esa gran batalla que el aprendizaje de la lengua escrita nos demandó día a día, hora a hora, minuto a minuto. Nunca nos detuvimos ni claudicamos, pues, teníamos que salvar a esos heridos en combate que nadie quería ayudar. Los resucitamos de la ignorancia y les devolvimos ese gusto por leer. Hoy, tienes un salón en el Cielo, lleno de cartillas “Nacho” celestiales, que les permitirán, a todos los iletrados que allí lleguen, continuar aprendiendo. Alégralos con tus chistes, con ese humor fino que siempre te caracterizó. Hasta pronto, querido amigo: recuerda reservarme allá un salón con la letra B, pues, como siempre, te llevaste el de la letra A, hasta el día de tu partida”. Emilio Penagos, director de curso.
“Después de 3 fines de semana de derrota y decepción, su equipo del alma el domingo tenía preparada una sorpresa para “George”… contundente 3-1 a favor, desencadenando un efusivo saludo el lunes: -“¿Cómo la vio Luchitooooo?, – ¡Así no hagan más, le ganamos al que era jajaja!”
No era para menos: como un presagio, los de azul jugaron un partido que, en sus propias palabras, fue “el mejor en años, no parecía fútbol colombiano”(risas)
El martes, como director técnico, impartió estrategia a sus Minions antes de iniciar la semifinal. Jorge se fue feliz, se fue ganador porque vio al capitalino ganar de visita y con casa llena; y luego, dejó instalado a su curso en la final.
Pero es solo una faceta. Jorge era música, arte, vino, viajes, buena mesa y ni siquiera un “profe” sino maestro, ese que me recibió en Cerros, de esos que no hablan tanto porque enseñan con su ejemplo.
Triste, porque su vitalidad nos hacía pensar en un Jorge para años más.
Triste abandono súbito de las filas del compañero de batalla. Y más triste aún haber dado el último adiós a un amigo con un simple choque de nudillos que impuso la pandemia y no con el fuerte apretón de manos que él solía dar”. ¡Hasta siempre, “George”! Luis Edgar Jiménez, director de grupo.